El 22 de febrero de 1943 Roland Freisler, juez para bien o para mal, del Tribunal Popular Alemán, el Volksgerichtshof, declaró culpables de traición al régimen nazi a los dos hermanos Scholl y a Christoph Probst. Su delito fue tirar unas octavillas en contra de Hitler y a favor de la paz. El juez Roland Freisler había sido un declarado y acerrimo comunista antes de que en 1925 se hiciera militante del partido nazi. Los Hermanos Scholl y Probst murieron en la gillotina ese mismo día 22. Al juez nazi le cayó una bomba encima antes de que acabara la guerra.
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