3 dic 2012

Libros: El descubrimiento del cielo de Harry Mulisch


El Cielo ha decidido librar a su suerte a los habitantes de la Tierra, puesto que éstos ya no creen en la existencia de aquél, de manera que Lucifer pueda reinar libremente sobre los hombres. Para ello, es preciso romper el Pacto que Dios ha establecido con éstos a través del Testimonio -las Tablas de la Ley, o Diez Mandamientos, entregadas a Moisés, su albacea depositario-, recuperándolas de manos humanas. Por tal motivo, el Cielo resuelve encarnar un Fulgor –un ‘espíritu de la Luz celeste’- que pueda realizar tal cometido.

Mas nada es simple. El Cielo puede obrar sobre las fuerzas de la Naturaleza pero, para alcanzar el objetivo, requiere de la participación de seres humanos, los cuales resultan siempre impredecibles. No obstante, estudios genéticos efectuados a lo largo de siglos y generaciones humanas, han hallado las condiciones adecuadas para que tal encarnación tenga lugar.
Onno Quist, un excéntrico lingüista, y Max Delius, un astrónomo prometedor, ambos holandeses de treinta y cuatro años de edad, se encuentran una noche de Navidad de 1967 en las inmediaciones de Ámsterdam y forjan, a partir de allí, una amistad indisoluble.
Ada Brons, una violonchelista de poco más de veinte años, pareja de Max, decide abandonarlo y poco después, aprovechando un viaje de éste en busca de su pasado, se enamora de Onno. Una visita a La Habana de Fidel Castro, con motivo de la celebración de una Conferencia Internacional sobre Comunismo, a la que Ada ha sido invitada en calidad de artista, y Onno y Max se han ‘colado’ como representantes comunistas de Holanda, dan lugar a la gestación de Quinten, hijo legal de Onno, pero genético de Max. Un desafortunado episodio tras la boda de Onno y Ada, deja a ésta en estado vegetativo. Al concluir la gestación, Max y Sophia, la madre de Ada, deciden hacerse cargo de la crianza del recién nacido Quinten, mientras Onno comienza a hacer carrera en la política local.
Una docena de años más tarde, el fracaso político unido al asesinato de su compañera Helga, inducen a Onno al ostracismo, desapareciendo de la vida de Quinten, Max y Sophia. Mientras tanto, Quinten crece en las cercanías de Westerbork, un antiguo campo de concentración judío devenido en centro astronómico donde trabaja Max, adquiriendo ciertos conocimientos arquitectónicos y destreza en algunos oficios. Al morir Max cuatro años después, decide abandonar a su abuela Sophia y salir en búsqueda de su padre, Onno. La travesía lo conduce a Roma, primero, y a Jerusalén, después, cumpliendo allí el plan por el que ha venido al mundo.

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